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#LOSJOVENESYELPARO



Es imposible publicar una columna en este tiempo sin reconocer la situación que está sucediendo en mi país: Colombia.


Desde el 28 de Abril se declaró un paro nacional. Es un movimiento que había sido interrumpido por la pandemia. Desde el 21 de Noviembre de 2019 se hicieron protestas organizadas por distintos grupos, que de manera sostenida han hecho lobby en Colombia por sus posiciones específicas. Grupos que apoyan causas como derrocar el gobierno actual, luchas contra los grandes terratenientes colombianos (que no sean indígenas), sacar el aborto del código penal, nuevas propuestas de sistema económico, entre otros.


Esta vez el catalizador para reiniciar estos movimientos sociales fue la reforma tributaria, propuesta por el presidente Duque al congreso en modalidad "fast track".



Durante las marchas se salieron de proporción los enfrentamientos entre manifestantes y la policía antidisturbios (ESMAD), esto ha dejado un saldo de heridos, arrestos y muertos.


Lo jóvenes, que son el segmento demográfico más presente en las marchas, empezaron a transmitir por redes sociales diferentes escenas de lo que estaba pasando en las calles. De hecho, una de las grandes críticas rondando en la opinión pública es que los medios tradicionales de comunicación no fueron tan diligentes en el análisis y propagación de estas escenas. La ONU y varios medios internacionales empezaron a expresar su preocupación.


Luego de 3 días de protesta el gobierno retiró la ley del congreso, y propuso convenir con los dirigentes del paro. Hubo quejas sobre la representación de la oposición política en la mesa de diálogo.



Algo muy importante que marca este álgido momento en la historia colombiana es la clara distinción que hemos podido hacer todos, entre los manifestantes pacíficos y lo que se ha denominado en los medios como "los vándalos". Los últimos han perpetrado distintas acciones que han afectado de manera nefasta la movilidad, la economía, la seguridad y la tranquilidad de los ciudadanos. Especialmente en las ciudades de Bogotá y Cali.


Entre los daños se cuentan bloqueos a las vías de suministro de abasto, esto es, elementos de canasta básica como la papa, leche, y verduras,. También se ha encontrado el mismo tipo de bloqueo para el suministro de oxígeno, material médico para pacientes con diálisis, covid, cáncer, o bloqueo general en vías que no permite a los médicos llegar a sus turnos o a los especialistas a citas de urgencia. Se han evidenciado la quema de distintos bienes públicos como buses de transporte masivo, motos de fuerza pública, y cais. Así mismo se han causado daños a la propiedad privada como bancos, hoteles y negocios pequeños y medianos. ,



Sí, en Colombia hay muertos, y es terrible. Como cristiana oro porque el menos de 5% de manifestantes que se encuentran en hospitales salgan sanos. Pero estos actos que se reportan por parte de nuestros propios agricultores y médicos pidiendo ayuda no distan del terrorismo en ningún sentido.


Estos son daños que afectarán drásticamente el futuro y estabilidad económica de miles de familias en Colombia, también producen muertos, e incrementa la miseria, la pobreza, la desigualdad que escucho en las arengas. Me duele mi país porque no hemos aprendido a salir de la violencia, porque lo que pasaba en el monte se vino a las calles, porque nos dejamos influenciar por tantas fuerzas que se aferran al alma colombiana para no dejarla ir de su oscuro pasado.


Pensemos en esto. El comité que se adjudica la organización del paro tiene en su gran mayoría indígenas, pensionados y trabajadores sindicalizados. ¿Por qué los que más salen son jóvenes ni-ni (sin trabajo ni estudio)? Porque estamos simplemente siguiendo la corriente, estamos multiplicando un discurso prestado y es hora de despertar.



Los dirigentes de estas marchas ni siquiera tienen un dirigente juvenil, son zorros viejos en este juego del lobby y la política, adjudicándose la indignación colectiva como números a su favor, como credencial para que los escuchen en el congreso y en presidencia.


Los jóvenes de Colombia hemos sido muy afectados por este problema mundial del virus, muchos teniendo las ganas y los estudios no consiguen trabajo, muchos teniendo las ganas no pueden pagar o no tienen internet para estudiar. Son problemas serios, son daños reales en los proyectos de vida de miles de jóvenes colombianos.


Esta indignación y esta rabia necesita dirección hacia fines más productivos.


Oro para que se levanten líderes de esta generación que en vez de decir que perdemos el tiempo, que el internet es del diablo, que somos flojos y faltos de carácter digan "yo creo en ustedes". Oro por líderes de esta generación que nos recuerden la importancia de honrar a las generaciones pasadas, a dar crédito por lo que sí ha sido dado y nos enseñen la responsabilidad personal. Más que nada oro por líderes temerosos de Dios que les importe mucho más ganar almas que ganar debates, romper cadenas espirituales que romper ventanas, hablar vida a los huesos secos que hablar insultos llenos de resentimiento.


Por lo pronto, practicando lo de la responsabilidad personal te invito: piensa bien en lo que crees, lo que apoyas y luego podrás decidir qué acciones tomar y con quién aliarte.



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