#AMARALINDIVIDUO

La persona como individuo.

Las personas somos más que los conjuntos a los que pertenecemos, somos individuos.

Con eso no quiero decir que somos independientes, pero definitivamente no somos exclusivamente dependientes, ni mucho menos reducibles, a una sola de nuestras características.

Fallar en identificar esto es lo que causa que las diferencias sean "irreconciliables". Deshumanizamos a alguien y lo convertimos en un oponente, por su opinión sobre un tema en específico, como si no hubiesen muchas otras cosas que compartir, que aprender, que descubrir sobre ese alguien, como si todo su valor de una relación se encontrara en ese "no estoy de acuerdo".

Pero, es que si lo pensamos bien, esta tendencia se gestó en el momento correcto.

Llegó cuando lo más ordinario es ver a las personas separadas, divorciadas, cambiando de trabajo y amigos como si fuera cambiar de ropa. Cuando nadie está luchando por permanecer. Vivimos en una generación donde los matrimonios de 50 años son pocos, y los que tienen 50 años soltero pero con más de un divorcio son muchos más de los que deberían ser.

Por este ambiente en que estamos, es normal pensar que un desacuerdo significa una ruptura, que una pelea se soluciona solo con distancia, no con acercamiento.

Es una dura realidad, que puede cambiar, una vez que logremos estar en una posición diferente. En la que recordemos el valor de perseverar.

Debemos mirarnos unos a otros más allá de las etiquetas, todos merecemos un trato digno.

Eso no lo digo como ese discurso extremista de la inclusión de todo porque sí. Yo no tengo que abandonar mis convicciones para sentir empatía, para tratar dignamente, para respetar al otro.

Hace falta el amor por el individuo.

Esta semana en Acropina te invitamos a dejar de descalificar a una persona porque un área de su vida está mal, o porque en un tema no estés de acuerdo. Eso no es lo que Jesús hizo, JESUS perseveró hasta la muerte.