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#ENNOMBREDEDIOS

Actualizado: 12 ene 2021



Nuestro tercer mandamiento es "no usar el nombre de Dios en vano".


Cuando yo estaba pequeña me dijeron que este mandamiento se cumplía al evitar frases o expresiones que ligeramente contuvieran el nombre de Dios.

Creo que eso es importante pues no debemos tener un doble estándar con respecto a Dios, Su Santidad y Su Magnitud. Debemos usar Su nombre correctamente dentro de nuestro lenguaje.


Pienso en palabras que usamos muy poco como: homicidio, masacre, violación, tortura. Son palabras fuertes, pesadas y asociadas a ideas horribles. No hacen parte de nuestro vocabulario diario porque tienen una connotación oscura y dolorosa. Debería existir lo mismo para lo opuesto. Deberíamos tener palabras reservadas para expresar lo grande, santo, bueno y magnífico que nuestro Dios es.


Ciertamente, esto es una manera de ejercitar nuestro dominio propio. En algún momento escuché una frase muy peculiar: "se sabe quién es cristiano cuando se golpea el dedo chiquito del pie."


Cuidar lo que decimos y cómo lo decimos es crucial, las palabras tienen importancia, son nuestro vehículo para declarar con fe la Palabra de Dios y Sus promesas. Deben estar en el centro de nuestra atención, deben ser habladas con intención, no con desdén o con irresponsabilidad.


Sin embargo, en este momento quiero hacer énfasis en otra dirección. Existen muchas personas que "en nombre de Dios" hacen y dicen cosas que El nunca ha dicho ni hecho.


Existen ejemplos como las leyes islámicas que incitan a la violencia contra los judíos, a la mutilación y discriminación contra la mujer, a la obsesión por la honra personal incluso por encima del bien del prójimo. Tenemos nefastos ejemplos en la historia en los que en nombre de Dios se crearon guerras, se abusaron o maltrataron personas, y se generaron muchas muertes; como en el tiempo de la Inquisición o de las Cruzadas. También existe un ejemplo muy triste en la iglesia católica de casos de abuso infantil. Es claro que existen personas de otras religiones que han hecho esto también, pero incluso dentro de la misma jerarquía mundial de la Iglesia Católica se han hecho investigaciones, teniendo en cuenta la cantidad de casos que han salido a la luz. Además, hubo un tiempo en nuestra historia en la que se apoyaban leyes discriminatorias hacia distintas razas, y se defendían estas ideas desde los púlpitos de muchas iglesias.


Ninguna de estas cosas representan a Dios, ni Su corazón, ni lo que El ha dicho o hecho, y las personas que se llaman a sí mismas siervos de Dios deben procurar hacer lo que hacen en Su nombre con muchísima responsabilidad.


En la vida de cada cristiano está la responsabilidad de distinguir entre las voces de los hombres y la voz de Dios, y representar correctamente Su Nombre en la tierra. En la Biblia vemos ejemplos de lo que Dios dice y lo que los hombres hacen, y sus diferencias. Un gran ejemplo de esto es el libro de Habacuc. Se nota que la respuesta de Dios es esperanza, es vida, y la oración de Habacuc es sed de venganza y violencia. El hecho de que sea la oración desde el corazón herido de Habacuc, que era un hombre piadoso que tenía una relación con Dios, no quiere decir que refleje una instrucción o las intenciones de Dios.


La Biblia explica que las historias de Israel se dejaron como ejemplo para nosotros de lo que se debe y lo que no se debe hacer.


Imagina una sociedad donde cada decisión y ley se cree con el compromiso de representar correctamente a Dios, de mostrar Su corazón. Con seguridad, muchas más personas serían alcanzadas en la tierra al ver más cristianos comprometidos con mostrar a Dios a través de sus acciones, con personas que en nombre de Dios decidan a bendecir a otros.


Imagina una sociedad con personas determinadas a que el nombre de Dios sea asociado con el amor.


Después de todo, la Biblia dice que Dios es amor y que nosotros Sus discípulos seríamos conocidos por el amor.


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